2012/02/29

Como individuo, ¿que amenazas en la sociedad the asustan más?

Mis preocupaciones principales las son amenazas de los poderosos. No me preocupan los criminales, ni siquiera el crimen organizado. Ni los terroristas, ni siquiera los terroristas organizados. Estos grupos siempre han existido, siempre existirán, y siempre han operado en los márgenes de la sociedad. Las presiones societales han hecho un buen trabajo manteniéndolas de ese modo. Es mucho más peligroso cuando aquellos en el poder usan ese poder para minar la confianza. Concretamente estoy pensando en gobiernos y empresas.

Déjame ponerte unos ejemplos. La crisis financiera global no fue resultado de criminales, fue perpetrada por instituciones financieras legítimas que perseguían su propio interés. Las principales amenazas contra nuestra privacidad no son de criminales, son de empresas que intentan enfocar con más precisión sus anuncios. La amenaza más importante a la libertad de internet es de las grandes empresas de entretenimiento, en su desorientado intento de frenar la piratería. Y es más probable que la retórica de la ciberguerra cause más daño a Internet que el que los criminales jamás pudieran soñar.

Lo que más me asusta es que, hoy, en nuestro mundo de alta tecnología, hiper-computado e hiper-conectado, interpretemos mal las presiones societales hasta quedar devastados.

Entrevista a Bruce Schneier.

2012/02/03

Hace unas semanas fuimos a un McDonalds y, como no tenía mucha hambre sólo pedí una hamburguesa y agua.

En ese momento la mujer* tras la caja, comentó que por 10¢ más tenía un menú que, a lo pedido, le añadía patatas. Y además recalcó que me saldría mejor de precio, y que así ahorraba.

Es decir:

Pagar 10¢ más por algo que no había pedido y que no tenía intención inicialmente de consumir es ahorrar, según esta señora.

En ese momento la situación me aturdió de lo absurdo que resultaba, así que decidí hacer un compromiso: pagaré 10¢ más para que la señora no me diera más la brasa.

Cómo había estimado al principio: No me comí las patatas.

En retrospectiva, ahora no se si aquella señora se merecía el puesto de giramburguesas de por vida, o si aquello fue una inteligente y sibilina maniobra de psicología aplicada a ventas y la señora merece que la asciendan.

Espero acordarme de esto y, la próxima vez que me hagan algo parecido, mantenerme firme y no aceptar lo que no quiero.

[*] No era joven.